21 marzo 2008

Carta a Iván.

¡Hola, niño! No te voy a preguntar cómo estás. Te voy a hablar de cosas. Es que estoy buscando mis endorfinas. Ocurre que las he perdido... pero no del todo. Es muy raro. De repente no las veo por ninguna parte y al momento siguiente... tengo la sensación de haberlas encontrado. Pero nunca estoy seguro. He estado indagando... preguntando por ahí. A mí fue al primero que le pregunté, lógicamente... pero en vista de la falta de respuestas convincentes empecé una búsqueda. A mis amigos de aquí les pregunté, pero creo que como hablo bajito no me oyeron, así que ahora se están preguntando ellos qué es lo que dije. Por mi cumpleaños me fui a tomar unas cervezas. En realidad ya no era mi cumpleaños, ¡pero eso que más da! La cosa es que le pregunté a la madre y me respondió con más preguntas. ¡Muchas preguntas! Te diría alguna de ellas, pero en este momento no las recuerdo... la madre es olvidadiza... yo soy olvidadizo. También le pregunté a Juan Lius Guerra. Él tenía algunas de mis endorfinas... pero algo me dice que no las tenía todas. Me dio las que pudo ¡y las disfruté tanto! Tanto que lloré mientras me reía. Tuve que sacarme una foto de ese momento porque fue único. Supongo que lo disfruté. A lo mejor te estás preguntando que porqué te escribí a ti. Porqué esta carta. La respuesta es tan sencilla como que te escogí de entre todos mis amigos... que gracias a mí tengo muchos... te escogí de entre todos mis amigos cuyo nombre empieza por "I" y termina por "ván". Ya ves lo que son las cosas. La vida está llena de casualidades. Me acabo de quedar en blanco... ¡ah sí! Esta es una carta de pensamientos. Pienso, luego escribo. Perdí tus dibujos, pero eso ya lo sabes... algunas de mis endorfinas estaban allí, en ellos. Esas no las puedo recuperar, pero las sustituiré si puedo. Creo que la madre me ha estado hablando mientras dormía... aún esta mañana me hablaba. Pero sólo me hacía más preguntas. Nunca te he dicho que te quiero... o sí. Te lo digo ahora. Hay mucha gente a la que quiero y a la que nunca se lo digo. A algunos quizá no se lo diga nunca. Yo soy así. ¡Así de subnormal! Creo que el meteorólogo también sabe algo de mis endorfinas. Él tiene algunas también. ¡Estoy seguro! Me gusta celebrar mi cumpleaños varios días. Por cierto... tengo un cuadro de una mujer en mi cuarto... es abstracto... de colores...un estilo cubista. A ella le pregunté también. Me sonrío pero no me dijo nada. No sé qué significaría eso... su sonrisa digo. Perdona que te haya hecho esperar... es que fui a hacer pis y resultó que no era lo único que quería hacer ¡ja! Es que acabo de encontrar una endorfina rodando por el suelo. Bueno... como te iba diciendo... esta mañana mientras escuchaba a Juan Luis Guerra me imaginaba esta carta. No sé si se parece en algo a esto... la carta que imaginé me refiero. Creo que un poco sí. Mientras cagaba también imaginé un poco... hihihihihhihi ¡qué poco romantico! Te imaginas a Becquer escribiendo sus verso en el retrete. Por cierto... que de dónde sacaría ese apellido ¡¿no?! Bueno... En el baño, ¡me miré en el espejo y vi un señor tan raro! Mientras oía a Juan Luis Guerra y me reía me sangró la nariz... y eso me dio mucha risa... más que Juan Luis Guerra. Estoy hablando con Fernando. Son las tres menos diez. ¡Ah! Le pregunté a Claire, una amiga irlandesa, por mis endorfinas, pero ella simplemente no me ha contestado. ¿No te da rabia cuando no te acuerdas de lo que habías pensado cuando cagabas? hihihihihihi A mí sí. Muchas de mis endorfinas entán en esta carta. Las voy encontrando entre las letras. De todos modos le voy a preguntar otra vez a la madre... me apetece. Pero no te preocupes, tú sabes que me cuido. Ayer un tipo me preguntó que si quería hierba o ácidos. Así... mientras caminaba por la calle... a plena luz del día. Esas no eran mis endorfinas... eran ajenas, así que le dije que no. Es la segunda vez que el mismo tío me pregunta lo mismo. Debo tener pinta de drogata hihihihihihihi. Me gusta cuando las cicatrices se me ven cuando hace frío. Está nevando y es 21 de marzo. Ayer mientras estaba de parranda me encontré con una chica que estuvo en clase conmigo el año pasado. Me prestó sus endorfinas. Es española. Medio gitana medio paya, so to speak! Con Juan Luis Guerra bailé... en la cama y luego también de pie. Yo solo como si bailara conmigo mismo. Creo que la nariz me sangró porque estaba siendo famoso en ese momento. Fue como un toque de atención... como diciendo... ¡eh tú! ¡no seas tan famoso! hihihihihihhihi Y me gustó... ser famoso. Pero no mucho... un poco solo. En este preciso instante acabo de reflexionar sobre la importancia de las tildes. ¡Me chifla! Son tan sutiles si uno quiere. Y las comas... y los puntos... y los tres puntos... hihihihihihihihihihihihihhi A lo mejor te sigues preguntando porqué te escribo a ti esta carta. Yo me lo pregunto y me respondo que te quiero. Y me gusta quererte. Y me gusta querer. Creo que muchas de mis endorfinas las perdí queriendo. Es que tengo mucha gente a la que querer... ¡Joder! ¡Qué suerte! Por cierto... dile a las niñas que elegí perderme sun infancia por una buena causa. Las quiero también, Ivan. Y a Tazirga. Díselo. Esta carta es muy larga... ¡pero la escribiría tanto!... con tanto detalle... con tanto amor... Tan llena de preguntas. Es por las endorfinas. Me gustan y aquí las encuentro. Hablando contigo. Me hice una marca con bolígrafo para acordarme de esta carta. Ya sabes que soy muy olvidadizo. Me gusta vestir con vaqueros y ser limpio y no preocuparme por la moda. ¡Creo que me adoro! hihihihihihhihihihihi Eso está bien si es amor puro, ¿no? hihihihihihihihi Conozco a personas que se dejan grelos para buscar endorfinas en ellos... no sé si me gustan esas personas. No me gusta la gente que se deja seducir por las apariencias... no las que ven, sino las que se imaginan. Ayer alguien que conozco dijo que no tendría nada con una persona gorda porque su vida y la vida sedentaria de esa persona gorda no serían compatibles. Yo no tendría nada con una persona gorda que no me gustara... lo cual no es difícil si pensamos que no me suelen atraer las mujeres gordas. Pero no me justifico... no sé. ¡Qué fácil es justificarse! Me acepto como soy... así me quiero. Así me tienen que querer... como tú lo haces. Como lo hace Arturo y Alicia y mis hermanos y mis padres y Jaime y Juan Carlos y Joni y Cristobal y Noemí y todos. Les echo de menos. Una buena causa cuesta esto. Mi sobrina... la hija de mi hermano (tengo tres sobrinas)... Siempre hay que sacrificar algo. O quizás no siempre... Cuando construya mi vida la construiré intentando no sacrificarla. Bueno... esta carta se está tornando aburrida. Voy a tener que dejarte y comer algo... que tengo ganas de preguntarle a la madre por mis endorfinas. Ya sé que ella no las tiene, pero me divierten sus preguntas. Ya sé que las endorfinas las tengo yo. Las escondí... por experimentar. hihihihihihihihihihihihihihihihhihi Hoy voy a liberar unas pocas... creo que me lo merezco. Iván, las endorfinas están en la mente. ¡Te das cuenta! Pero... ¿quién controla su mente? No sé si quiero controlarla. Cuando lloré está mañana me gustó. Hasta pronto. Siempre hasta pronto.


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