28 octubre 2020

Vigilias Lupinas


    Sueño que me transformo en lobo. Que la naturaleza me ha hecho un proscrito, un repudiado, hijo de mil suspicacias. Sueño que vago en silencio por la vida buscando un equilibrio, para mí, para todos y de todos hacia mí. En la noche y entre nieblas es donde mejor me desenvuelvo. Me dejo entrever, causando temor, desconcierto, misterio, atracción... En el umbral que separa lo material y lo etéreo observo quieto el mundo al otro lado del telón. Siempre listo para desaparecer, deseando no tener que hacerlo. Observo con prudencia la lucha entre el amor y el odio, con la esperanza puesta en el amor y la tristeza volcada en el odio. Nadie quiere ser odiado. Busco un equilibrio. Un mínimo del que partir hacia ser amado. Tal vez el respeto del neutral. Ese sería el equilibrio de todos hacia mí. Tal vez frío, tal vez distante...


    Aparezco y desaparezco entre las sombras para saber quién querrá seguirme y quién perseguirme, y para saber por qué; para saber quién querrá huir y para saber de qué. Busco en los ojos ajenos señales. ¿Quién se adentrará en la espesura? ¿Quién dejará miedos y prejuicios de lado y seguirá mi rastro hasta mi guarida? Anhelo a quien lo haga. En las profundidades del bosque espero ese encuentro con los osados, cara a cara, al desnudo. Una cita primitiva. Una comunión atávica. Un secreto compartido. Ese sería el equilibrio para mí. Dulce y cálido, forjando lealtades a pecho descubierto. Entonces, cuando la luz diluya la oscuridad, aunque la niebla permanezca, el sol me habrá dado apariencia humana. Para ellos, para siempre seré yo.


    Sueño que me transformo en ser humano, mi forma original. Que en mi guarida de hombre mi manada me espera. Vago por la vida en busca de un equilibrio. Un equilibrio para todos. Un equilibrio entre los dos seres que son yo. Al cruzar el umbral del hogar, mi manada me da la bienvenida. Saben de dónde vengo, lo que soy, aunque para ellos siempre seré humano. Bajo esta apariencia frágil me desenvuelvo con torpeza y eso también lo saben, así que estilamos parquedad en las palabras. Tal vez ese sea el equilibrio para todos. Íntimo y mudo, lleno de señales en los ojos, un lenguaje morigerado y sincero.


    Al cruzar el umbral del hogar, mi manada se despide de mí. Vuelvo a la noche para pensar, para ser lobo y observar. El hambre apremia y salgo de caza. Sin remedio me ganaré la fama de inmisericorde depredador. Así, yo habré comido y todo el mundo volverá a olvidar mi hambre, contando cuentos de los ecos que les llegan, agrandando el mito de la sangre. Quizás ese sea el equilibrio para todos en este sueño que sueño despierto. No hay nadie más de mi especie. Soy un arcano primitivo que busca ser encontrado. Aúllo y siembro el caos para poder hallar los equilibrios que sustentan mi existencia. Espero. Me dejo ver entre la niebla. 

 

                       https://www.safecreative.org/work/2010285744276