No sé qué
pretendo con esta carta, con este escrito, con esto. Ni siquiera sé
bien lo que esto es. Sólo sé que me siento ante mi piano de teclas
con letras, ante el único instrumento que sé tocar, al único al
que puedo arrancarle algo de música, para dedicarte lo que salga de
mí. Obviamente, querría componer una sinfonía triunfal, una vals
que girase en tu cabeza o un canon que erizara tu piel. No sé si
será posible… Me temo que hoy sólo voy a escribir una melodía
estridente, unas líneas de ritmos arrítmicos y poca coherencia.
¡¿Recuerdas?!
Érase una vez un troglodita ebrio y una ebria reidora. Hubo un baile
que se prolongó hasta las sábanas y oscureció el día, que se hizo
corto. Hoy pienso en ello. Hoy pienso en ayer y pienso en hoy, y nada
me hace dudar de que bailaría otra vez esos giros, esas piruetas o
esos meneos ordinarios hasta llegar a mañana. Mañana cada vez más
cerca y siempre alejándose.
A veces no sé qué
decir; no sé qué escribir. A veces la cago y a veces me cago en
todo. Pero es ahí donde me desnudo y te muestro mi esencia. Nadie me
ha visto tan desnudo como tú, y aún así quiero arrancarme la piel
a tiras, los ojos… todo lo que tape quien soy... y ser feo para que
me veas completo. No soy sólo palabras bonitas. Soy un bruto. Y tú…
tú ahora no te quieres… pero yo sólo te veo desnudarte y veo tu
esencia. Más. Y en tu desnudez no encuentro más que Gloria. ¡Nada
que me guste más!
¡¿Recuerdas?! El
tiempo se nos escurrió entre las manos, entre besos y fornicaciones.
Luego vino el espacio. Pero nosotros seguimos despojándonos sin
pudor. Y ahora el pudor nos quiere vestir. Pues cada mañana me
encontrará más desnudo ante tus pies, esos pies que forman parte de
este cuento y que ya no disimulo al lamer, porque en ellos encuentro
consuelo y paz.
La belleza de tu
cuerpo consigue erecciones de mi pene. La belleza de tu alma se clava
en mis entrañas y me hace correrme. Veo cómo te miran los demás,
cómo hablan de ti, cómo te quieren, y nada se me hace extraño. Es
natural que me sienta afortunado. Y tú… tú ahora no te quieres…
Has querido mucho y lo sigues haciendo, pero no has dejado nada para
ti. Pues he de verte resurgir, con alas de plumas nuevas y medias
lunas en la cara, con fuego en el porte y la mirada cristalina, el
sexo al descubierto y aullando a lunas llenas.
Perdóname por
desafinar. Lo siento por la falta de fluidez y las salidas de tono.
Hay veces que improvisar sale regular y tampoco soy un gran pianista.
Al menos he sido capaz de tocar una pieza para ti. No es la más
hermosa, ni lo soy yo, pero con ella, te digo que aún hoy, un año
después no me faltan motivos para que las "dinoposas" y los "marisaurios" pazcan en mi estómago. Tu belleza
trasciende lo físico. Tu nobleza nutre a los nobles. Tu ser enciende
las mentes. Tú eres la verdadera Gloria.