06 enero 2020

Las hormigas de Madrid


   Madrid ebulle con efervescencia urbana: tráfico, cine, arte, bares, drogas, parques, aves… El tiempo da para mucho y no da para nada, y aunque la vida puede burbujear monótona y las hormigas son hormigas, como en cualquier sitio, todo es nuevo aquí: un nuevo atasco; una nueva película; un nuevo museo; una nueva noche por las calles y los bares; un nuevo despertar con las aves en un parque. Todo aquello que se pueda imaginar ocurre. Como en todas partes, las hormigas madrileñas acarrean sus miguitas, los ciscos que se encuentran, insectos desmembrados y demás cosas pequeñas, como todas las hormigas. Porque al fin y al cabo, las hormigas de Madrid trabajan sin cesar, como en todas partes. Las hay en los coches, en los cines, los teatros, las tabernas, en los parques y en los barrios; y las aves se las comen, como en todos lados. Sin embargo, nada se repite, el tiempo da para mucho y no da para nada y todo es nuevo. Así, la vida se aferra a Madrid con ansia de ser vivida y cada día transcurre con avidez de trascender. Porque todo ocurre por primera vez aquí, incluso lo inimaginable, y hasta el retozar de un viejo sentimiento es nuevo en Madrid, como en todas partes.


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