01 diciembre 2013

Humanoidad


Ahora sabemos que aquello a lo que llamamos vida no es más que una mera casualidad en un inmenso caos de casualidades, un estado transitorio de la materia durante el cual ésta adquiere características orgánicas. Nada más. Por eso, volviendo la vista millones de años atrás, cuando lo orgánico y lo inorgánico aún no se habían combinado, resulta increíble que la humanoidad fuese puramente orgánica. No existía la vida mixta y por lo tanto, nosotros los tecnorganismos tampoco. Las cosas han cambiado mucho desde que, en planetas como La Tierra, Pliridio o Murguro, los primeros y más rudimentarios tecnorganismos salieran de quirófanos de hospital con sus marcapasos recién instalados. Aquellos humanoides estaban aún por descubrir la nanotecnología y la biotecnología. En aquel tiempo se creía que los productos que ellos mismos creaban, tales como sus casas, sus vehículos o sus bolsas de plástico no formaban parte de la naturaleza. Mucho han cambiado las cosas desde entonces, y sin embargo todavía seguimos cartografiando los, hasta hoy, trece universos conocidos; sus galaxias y estrellas; sus sistemas planetarios y su geografía; sus satélites e infinidad de rutas interplanetarias e interestelares. Los científicos continúan descubriendo especies y creando nuevos taxones. Siete de las especies humanoides existentes ya nos hemos encontrado y mezclado, pero todavía seguimos buscando otras. Doce especies inteligentes nos hemos conocido a lo largo y ancho de los universos, pero no dudamos de que pueda haber más. Muchas cosas han cambiado desde aquellos primeros proto-tecnorganismos, pero no la ciencia y su incansable búsqueda de respuestas, caminos y soluciones. Ahora bien, siendo así, tampoco hemos conseguido erradicar la guerra de la naturaleza humanoide.

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